Rafael Cansinos Assens, adalid de la modernidad (Biografía con información bibliográfica)

Deja el periodismo activo, aunque sigue con colaboraciones literarias en La Tribuna y en Los Lunes del Imparcial con relatos breves. Más que el trabajo periodístico, que no le satisfacía en absoluto, la relación con el director, Leopoldo Romeo, se había deteriorado hasta límites intolerables para el escritor. Le costó mucho tomar esta decisión por sus consecuencias económicas. Rafael y su hermana Pilar, sin otro recurso económico ni ahorros, se adentrarán en los siguientes años en el periodo económico más lúgubre de su vida, con estrecheces que en ocasiones bordearon con la miseria.

Vive en la calle Morería, 8-10, con ventanas frente al Viaducto, que en aquel entonces tenía estructura de hierro, como la Torre Eiffel, y fue para los ultraístas un símbolo de modernidad. Cansinos gustaba de viviendas con amplias vistas.

Velada Ultraísta en los salones de Parisiana. RCA, que ya estaba alejado, y bastante harto de los ultraístas, no asiste.

Se siente cada vez más reacio para acudir a la tertulia del Colonial.

Ramón le escribe: «Deje usted esa pegajosería [sic] del Ultra y véngase a Pombo conmigo, que soy el único capaz de apreciarlo… ¿Es que cree usted en el talento de ese Rivas Panedas, que parece un mendigo cojo, o de ese Guillermito de las orejas como ventiladores? ¿Qué pueden darle a usted esos tipos?». Por otra parte, en una de sus últimas publicaciones, hizo una reseña del banquete celebrado en honor de RCA en Casersa diciendo que él se retiró de allí, no por desafección a Cansinos, sino porque realmente «sus amigos eran de inferior calidad».

Aparece su primera colaboración, La Dorada, en La Novela Corta de José de Urquía, un proyecto faraónico de edición que se publicaba desde 1916 y que alcanzó 499 números. Cada novela costaba 5 céntimos, que luego subió a 10 (0,0006 €) y las tiradas y la difusión eran enormes. Su inclusión en La Novela Corta, donde publicará 14 novelas, le dio una gran popularidad a RCA, ya que solía aparecer en cubierta la efigie de los escritores. Urquía pagaba 150 pesetas por novela (0,90 €) . En su labor como escritor de novelas cortas, mantiene su prosa de alto nivel, sin renunciar a sus principios estéticos ni entrar en una redacción más fácil y cercana al tipo de lector de estas publicaciones.

Prensa Gráfica lanza también una publicación, La Novela Semanal (José María Carretero, el Caballero Audaz, era su propietario), seleccionados por José Francés, que incluye a Cansinos entre los colaboradores.

Conoce al escultor Raúl David, que pronto le pondrá en contacto con nuevos poetas lejos de la Puerta del Sol, en Atocha. Visita su taller de ebanista, en la plazoleta de Fray Luis de León.

Cumple 39 años.

José Serrán desbanca a Leopoldo Romeo como director de La Correspondencia de España. De las primeras cosas que hace el nuevo director es pedirle a Rafael Cansinos Assens que regrese al periódico. Pero Cansinos tiene ya olvidada su etapa de periodista.

Publica en La Novela Semanal La novia escamoteada. En esta colección publicará hasta 1925 otros cuatro títulos.

Manuel Maples Arce en Actual No l. Hoja de Vanguardia, publicada en México, en 1921, incluye a RCA en el moviento «estridentista», junto a Ramón Gómez de la Serna, Rafael Lasso de la Vega, Guillermo de Torre, Eugenio Montes, Gerardo Diego, Lucia Sánchez Saornil, Pedro Garfias, Juan Larrea, Rogelio Buendía, Mauricio Bacarisse y otros muchos ultraístas.

Se imprime El movimiento VP [Únicos Poetas] en Mundo Latino, una crítica ácida del Ultraísmo y la vanguardia española y de sus participantes. Es la primera novela vanguardista de la literatura española. Por supuesto, el retrato ácido y a veces cruel de la vanguardia española y de sus protagonistas traerá pronto consecuencias. 

Cansinos deja de ir por el Colonial, Pombo o cualquier lugar relacionado con los ultraístas. Frecuenta cafés en la zona de Atocha.

Ignacio Bauer, el banquero con pretensiones de escritor, le envía a Cansinos un librito suyo modestamente titulado Mis primeros artículos. El libro contenía un artículo sobre la cábala. Inmediatamente Cansinos se da cuenta de que es copia exacta de otro de José Farache, publicado hacía unos años en la revista Prometeo de Ramón Gomez de la Serna. Indignado, envío un artículo a Cosmópolis denunciando el descarado plagio.

Farache visita a Cansinos recriminándole su gesto y le dice que él autorizó a Bauer a dar el artículo como suyo. Cansinos se queda perplejo...

Meses después, encontró una Gramática hebrea del padre García Blanco en la feria de libros de Atocha. Ahí tropieza con un capítulo dedicado a la cábala. Farache lo había fusilado de ahí.

Ignacio Bauer, se lo hará pagar muy caro a Cansinos cuando, pocos años después, se haga con el control del mercado editorial español.