Rafael Cansinos Assens, adalid de la modernidad (Biografía con información bibliográfica)

El domingo 10 de enero llega a Madrid a la Estación de Mediodía (hoy Atocha).

Vive toda la familia (sus padrinos, Rafael y Rafaela, su madre, Dolores, y sus dos hermanas, María Pepa y Pilar) en la calle Monteleón. Rafael no hace otra cosa que leer. Para él Madrid era un lugar "lóbrego y sombrío y destartalado". En este tiempo leyó la obra completa de Víctor Hugo que le prestó un amigo de su padrino (al que empieza a llamar "tío") y que le causa una profunda impresión.

Viven  en la calle Divino Pastor con la familia del tío Ángel ("burócrata, pescador de truchas y fabricante de pajaritas") y la tía Modesta, y sus  hijos, Modesta, Victoria, Delfino y Amparo, que se trasladan de Salamanca a Madrid. En total son 11 personas en la vivienda. Rafael tiene relaciones con su primas Modesta y Victoria.

Empieza a oír nombres de escritores nuevos, que ya no son los de Galdós, Pereda, Valera o Coloma, sino los de Martínez Ruiz, Baroja, Salvador Rueda, Valle-Inclán, Rubén Darío... Lee revistas como Vida Nueva y El Evangelio.

Un tema frecuente de conversación en las tertulias familiares es la pérdida de las colonias. Rafael y su primo Delfino, con menos entusiasmo, participan en las manifestaciones patrióticas.

Por desavenencias familiares con la familia de tío Ángel y Modesta se trasladan a la calle del Barco, 4, donde instalan una pensión como medio de vida. Pagaban por esta enorme vivienda veinte duros (cien pesetas, 0,60 €).

Se convierte en un fervoroso admirador de Salvador Rueda, al que lee en la Biblioteca Nacional, y especialmente de Adolfo Luna, que publicaba con frecuencia en El Heraldo una breve «Nota del día» glosando la actualidad. Deja de imitar a Víctor Hugo y ahora escribe en el estilo de Rueda y Luna.

Cumple 16 años.

Ve nevar por primera vez.

El tratado de París, del 10 de diciembre de 1898 , obliga a España a conceder la independencia a Cuba y a ceder Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos.