Rafael Cansinos Assens, adalid de la modernidad (Biografía con información bibliográfica)

El fallecimiento del periodista Ricardo J. Catarineu causa una gran conmoción en la redacción de La Corres y en el propio Cansinos. Catarineu había introducido a partir de 1906 a RCA en los círculos teatrales de la capital. Además, gracias a su influencia, Cansinos publicó sus primeras crónicas en Los Lunes de El Imparcial y en La Correspondencia de España. Guardo su recuerdo siempre.

Asiste a la recepción de Ricardo León en la Real Academia de la Lengua, entrando por primera vez en la docta casa.

RCA y Julio del Moral, apoderado de la editorial Renacimiento, imparten clases para preparar «señoritas para trabajos de banca y comercio» en la academia Galván. Aparecen anuncios en La Corres, La Época, El Heraldo, etc. En este tiempo Cansinos hacía frecuentes visitas a la sede editorial de Renacimiento. Las editoriales, como los cafés y las redacciones de periódicos y revistas, eran uno de los lugares donde se cruzaban los escritores y se establecían tertulias.

La Novela de Bolsillo premia con quinientas pesetas (3 €) y publica su obra El pobre baby. Habían sido propuestas por el jurado (Alfredo Vicenti, Ricardo León y Manuel Machado), para obtener el premio mediante plebiscito entre los lectores, otras dos novelas: El héroe de Talavera de Juan de Castro y Europa tiembla de Andrés González Blanco. Por supuesto, el premio esta amañado, aunque Cansinos, que se enteraba poco de estos tejemanejes, no lo sabía. Tiempo después se haría consciente de que lo de las 500 pesetas era teórico. Recibirá cien y un supuesto crédito, para invitar a los amigos de La Pecera. Paco Torres, que era el promotor de La Novela de Bolsillo, de La Pecera y de infinidad de iniciativas, conseguía que nadie se enfadase con él. RCA siempre le admiró mucho, y le tenía cariño...

Ramón funda oficialmente una tertulia literaria en el sotanillo de la antigua botillería de Pombo. Asisten a la inauguración Manuel Abril, Bartolozzi, Ricardo Baeza, Goy de Silva, los hermanos Zubiaurre, Tomás Borrás, Avecilla, Cándamo, Andrés González-Blanco, Alcaide de Zafra... y Cansinos Assens, al que Ramón ofrece la presidencia y nombra socio fundador, cargos por los que el sevillano no demuestra ningún interés. En la proclama de Pombo que convoca para el día 1 de marzo de 1915, efectivamente figura como fundador. Hay además un texto suyo: «El salmo del viejo café». Ramón, quien siempre fue un organizador nato, pretendía que CA disolviera su tertulia de El Colonial y que todos los poetas de la misma se incorporasen a la de Pombo. Cansinos tenía cinco años y pico más que Ramón y no se sentía cómodo con su vena humorística, en la que ya estaba plenamente inmerso y que era estandarte de su labor literaria. Por supuesto Ramón, en aquel tiempo, triunfará sobre Cansinos (porque a la gente le gusta la alegría; «música, luz y alegría», que decía Paco Torres).

Con motivo del premio de La Novela de Bolsillo se celebra un homenaje en su honor en el Restaurante Inglés de la calle Sevilla. Publica a finales de marzo otra novela, El manto de la Virgen, en la misma colección y en septiembre La encantadora. Cansinos Assens está en el disparadero...

Comienza a colaborar en el prestigioso Los Lunes de El Imparcial con narraciones breves. Su firma alterna con la de Jacinto Benavente, Miguel de Unamuno, Enrique Gómez Vaquero, Francisco Villaespesa, etcétera.

Su tertulia de El Colonial comienza a ser un referente en Madrid entre los jóvenes poetas.

Entre junio y noviembre envía cuatro cartas a la Real Academia Sevillana de Buenas Letras solicitando formar parte de la misma "habiendo conseguido un triunfo resonante en este Madrid tan avaro de la gloria". Será nombrado correspondiente en 1918.

Cansinos sirve de guía y apoyo al doctor Yahuda en su propósito de conseguir la creación de una cátedra de hebreo en Madrid.

Colabora en Los Quijotes, iniciando su relación con la revista marginal que imprimía Emilio G. Linera, con vocación cervantista, y que dará mucho que hablar en los años siguientes.

Conmoción en el mundo artístico: fallece la Fornarina. Consuelo Vello y RCA eran de la misma generación y con toda probabilidad tuvieron que cruzarse muchas veces en las calles del Madrid finisecular, por el estilo de vida de ambos y la frecuentación de espacios similares. Consuelo salió muy tocada de aquel ajetreado tiempo y falleció con 31 años.

Alrededor de 1915, fallece su tía y madrina Rafaela Assens.

Cuando sale de trabajar del periódico, la Puerta del Sol es su espacio vital hasta la madrugada. Antes de entrar en Teléfonos y en El Colonial, se cruza y charla con bohemios afincados en el plaza como Pedro Luis de Gálvez, Dorio de Gádex, don Tirso Alcalde, Segundo Uriarte de Pujana, Alfonso Vidal y Planas. El ídolo literario de estos hampones de la literatura es Emilio Carrere.

Con su amigo Zaratustra va con frecuencia al Rat Penat (El Rapená, como dice el vulgo), un teatrillo de Lavapiés donde hacen variedades y las artistas se buscan la pulga en el escenario.

La Guerra Mundial envenena las relaciones sociales con el transfondo de la lucha ideológica. Por ejemplo en tertulia de la Campana, La Pecera, donde tantas horas pasa Cansinos, el presidente, don José Andión, antiguo suscriptor de El Liberal, sigue la línea de su periódico, es decir está con las potencias de la Entente; en cambio Nadal, el Secretario, maurista, se pronuncia por los alemanes y lanza tópicos de la Prensa derechista. RCA, aunque inclinado siempre a las izquierdas, evita cualquier enfrentamiento.

La Pecera le servía a Cansinos como mentidero ya que allí se comentaba todas las noticias del día y confluían todos los rumores y chismes que no recogían los periódicos. Francisco Torres, el Gran Simpático, era el experto máximo de ese periodismo oral que luego Cansinos llevará en su vejez a La novela de un literato.

Va alguna vez a Pombo, donde trata a Luis Bagaría, el caricaturista catalán, que La Tribuna se ha traído a Madrid. En una ocasión, en casa de la Concha, el artista le regala una caricatura realizada allí mismo.

Andrés González-Blanco le presenta a Pepe Mas, un escritor sevillano, con el que mantendrá cierta amistad en los siguientes años.

Rufino Blanco Fombona consigue un contrato con el director de la Sociedad General Española de Librería, un tal Muller, fundada en Madrid con dinero de Rothschild. La SGEL, que llegará a controlar el mercado editorial de estos años, no imprimía libros, limitándose a administrar y distribuir en todo el país las obras de otros editores. Cansinos Assens, como amigo de Fombona y otros editores, saldrá beneficiado en los siguientes años como autor.

Cumple 33 años.

Cansinos pone en contacto a Max Nordau con el editor Manuel Palomeque para que le edite sus obras. Las obras de Nordau las publicaba anteriormente en castellano la editorial Prometeo de Valencia, pero esta era una editorial tramposa que no pagaba derechos de autor.

El doctor Yahuda toma posesión de la cátedra de Lengua y Literatura rabínica en la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad Central. Cansinos, que había dado alas en la Prensa al proyecto, sigue apoyando de forma inquebrantable al profesor Yahuda cada vez que tiene ocasión. Las lecciones de Yahuda, que no percibirá ningún honorario durante su estancia en España y que tendrá que sobrevivir gracias a la ayuda de algunos judíos pudientes, fracasará ante la falta de estudiantes.