Tras dos años de cruento asedio de infantería y artillería, y de bombardeos aéreos, las tropas de Franco entran en Madrid. Cansinos assens, lleno de alegría por la liberación, asistió en la glorieta de Atocha a la entrada de las avanzadillas rebeldes. Quedaban atrás los peores años de su vida, en los que perdió, además de su casa, la salud. Su letra de estos días es la de un hombre muy enfermo. Superado el "terror rojo" en Madrid, lo que no esperaba el escritor era que los siguientes años se convirtieran en una tortura moral, con el miedo constante de que en cualquier momento podía ser víctima de la durísima represión que puso en marcha el fascismo a partir del 18 de julio. Cansinos Assens nunca más volvió a montar en un coche, porque le traía el recuerdo del procedimiento que utilizaban los fascistas para dar los llamados "paseos".
Diarios de la Guerra Cívil. Archivo.