Sigue leyendo mucho. Comienza a escribir versos. Admira a Espronceda y a Becquer. Lee las novelas pueblerinas de Fernán Caballero y las Leyendas de Zorrilla. Desde hace tiempo viene reuniéndose con cuatro o cinco compañeros del Instituto para hablar de literatura y leerse mutuamente sus versos, calcados de los modelos clásicos.
La novela de un literato , capítulo “La vocación literaria”: "Con los únicos que me comunicaba era con mis compañeros de colegio, con aquellos cuatro o cinco muchachos referidos, que formaban conmigo la promoción literaria del viejo profesor. Unos y otros solíamos reunirnos fuera del colegio, los domingos o en las vacaciones de verano, y mutuamente nos leíamos nuestros versos sin originalidad, calcados en los modelos clásicos; sosteníamos acaloradas discusiones sobre temas de técnica literaria o sobre el valor de los grandes poetas antiguos y modernos que conocíamos..."